lunes, 30 de enero de 2012

Run-run

“Eh, tú. Sí, tú. Deja de hacer como que no me oyes. Sé que me escuchas. Mira hacia fuera. Mira ese sol. Mira ese horizonte. Recuerda tantos horizontes que en tu viaje creiste tan lejos sólo para después alcanzarlos. [...] Sé que no me has olvidado. Sé que estoy en tu cabecita dando vueltas. Run-run, run-run."
 [...] Yo subo el volumen de la música y me invento problemas nuevos en el curro, en mi vida. Problemas que resolver que me tengan ocupado. Hago montañas de los inconvenientes más nimios sólo porque así son algo más difícil de superar, y requieren más dedicación por mi parte. Sin tiempo para pensar. Con demasiadas responsabilidades como para decidir.
Run-run. Run-run.
Curra. Múdate de piso. Pégate con tus ex-compañeros de piso. Busca pasta debajo de las piedras. Decide qué hacer con tu futuro. Preocúpate por tu salud. Y por la de los demás. Búscate un lío francés para llenar espacios en blanco. Convierte tu vida en un drama constante. Discute con tu familia, como siempre, porque no das señales de vida.
Run-run. Run-run…
El tiempo tiene algo inevitable, por muy perogrullada que esto sea: que no deja de pasar. De la misma manera el pensamiento tiene algo igualmente inevitable: que no deja de pensar. No importa cuánto ruido le metas, cuántos problemas te inventes o cuánto alcohol le tires por encima para acallarlo. Siempre esta ahí.
Run-run…
Pues bien. Dejemos de pensar. Dejemos de soñar. Ya sabemos cómo se hace esto. Empecemos de nuevo.
¡Run-run!
El camino está ahi fuera. Y sólo falta decidir a dónde. Salir de esta rutina auto-impuesta y recordar que el viaje nunca, NUNCA se acaba. Como bien decía allá por agosto, esto no se termina, el viaje sigue, y hay que mirar hacia delante.
Esta vez planearemos con más tiempo, y prepararemos el viaje sabiendo qué problemas más comunes nos encontraremos allá fuera, pero también que da lo mismo cuántos preparativos llevemos a cabo, nunca serán suficientes y nunca serán demasiados.
                                                                                                      Blog Llévame de viaje, de Kali Motxo.

sábado, 7 de enero de 2012

Tarta de queso

La verdad es que he probado muchas recetas de tarta de queso: con galleta triturada en la base, con gelatina y sin horno, con levadura y sin levadura, con fruta, con queso mascarpone, quesitos, leche condensada... Pero por fin he encontrado la que me gusta más, esa que merece ser escrita y guardada en mi libro personal de postres. Aquí va:


 Ingredientes:
-- 2 tarrinas de queso Philadelphia (yo lo he puesto "light")
-- 2 yogures griegos (yo los he metido sin azúcar)
-- 150 gr de azúcar
-- Dos cucharadas de azúcar avainillado
-- Tres cucharadas colmadas de harina de maíz
-- 3 huevos
-- 2 cucharadas de mantequilla (en mi caso, "light")
-- "Accesorios" optativos: mermelada (de frambuesas, o arándanos, o frutos del bosque...), frutos del bosque (en este caso, arándanos), azúcar glacé, nata, sirope de caramelo... 

Preparación:
-- Precalentar el horno a 200º.
-- Meter en un bol el queso y los yogures, y batir bien con una batidora de varillas. Añadir los huevos, la mantequilla y todo el azúcar. Después de batir, echar poco a poco la harina y seguir batiendo.
-- Untar un molde con mantequilla, echar harina de maíz por el fondo y los lados y eliminar el sobrante girando el molde y dándole golpecitos. Tener en cuenta que cuanto más grande sea el molde, más delgadita quedará la tarta.
-- Meter en el medio del horno, bajar la temperatura a unos 180º y dejar de 30 a 45 min. A partir de la media hora, ir introduciendo un palillo en el centro de la tarta. Cuando salga limpio, ya está hecha.
-- Los accesorios los he puesto al lado de la tarta, para que cada uno se sirva al gusto: Jaume, como es muy goloso, se ha puesto mermelada y arándanos. Creo que mi padre también... Yo solo arándanos y azúcar glacé. Mi madre se la ha comido tal cual.

¡Es facilísima! Y queda muy rica, consistente y cremosa. ¡Que aproveche!