lunes, 26 de diciembre de 2011

Tarta de manzana y pera y sorbete de limón al cava

Esta mañana de Sant Esteve han venido mis padres a desayunar a casa, y he preparado tarta de manzana y pera y sorbete de limón con cava. La tarta la he hecho siguiendo esta receta del blog La cocina de Lechuza, pero he incluido algunas variaciones.

Tarta de manzana y pera

INGREDIENTES

- 3 manzanas y una pera
- 200 grs. de harina de trigo integral
- 200 grs. de mantequilla light
- 160 grs. de azúcar moreno o integral
- 4 huevos enteros
- 1/2 sobre de levadura Royal
- Medio vaso de leche (en mi caso, era semidesnatada)
- Caramelo líquido
- Cacao en polvo

ASÍ SE HACE

Se pelan las manzanas y la pera, y se cortan en dados. Se reservan en un bol con tres cucharadas de azúcar por encima.
En otro bol, se baten los huevos con el resto del azúcar hasta que la mezcla esté espumosa. Se le añade el medio vaso de leche y la mantequilla fundida. 
Se precalienta el horno a 180º.
Se espolvorea el medio sobre de levadura en la harina, y se va echando todo poco a poco en la mezcla anterior, batiendo continuamente con una batidora de varillas. Una vez ha quedado una masa homogénea y sin grumos, se añaden los trozos de fruta.
Se unta un molde con mantequilla o aceite, se le echa cacao en polvo y se esparce bien. Se pone boca abajo el molde para eliminar el exceso de cacao. Se echa caramelo líquido en la base, y luego encima la mezcla con la fruta.
Se deja unos 35-40 minutos (yo lo he dejado 45 por descuido y ha quedado bien también), situando la bandeja en el centro. En todo caso, si se clava un palillo en el centro, y sale limpio, ya está.

Sorbete de limón y cava


INGREDIENTES

- Una tarrina de helado de sorbete de limón de Häagen-Dazs o Carte d'Or
- Cava (yo he usado Segura Viudas Brut Nature, porque es el que venía con el lote de la empresa, y ha quedado muy bueno; pero si os gusta más dulce, sería mejor meter un "Semi").
- Azúcar

ASÍ SE HACE

Se mete, en un vaso de batidora, helado de sorbete de limón y cava al gusto, y se bate hasta que adquiera la consistencia deseada (a mí me gusta casi líquido).
Se coge un plato y se echa azúcar. Se corta una rodaja de limón y se unta el borde de las copas de cava (nosotros solo teníamos de vino). Se pasa la copa por el plato, boca abajo, para que el azúcar se quede enganchado en el borde. Después, se vierte con cuidado el sorbete dentro de la copa, y se adorna con una rodajita de limón.
¡Más fácil imposible!

miércoles, 30 de noviembre de 2011

La juguetería errante

En esta entrada os ponía una lista de algunas editoriales que me gustan, ya sea por su cuidada edición de los libros, como por su selección de títulos y de temas...
Actualmente, me estoy leyendo el primer libro que os enseñaba en esa entrada, publicado por la editorial Impedimenta: La juguetería errante. Todavía no he acabado, pero me está gustando tanto que os voy a hablar ya de él.

Ayer iba en el autobús pasando las páginas, y la verdad es que da gusto ya solo sostenerlo en la mano. La cubierta está ilustrada con mucho gusto, el material se nota que es bueno (cartón, papel...), el tamaño del libro es perfecto...
Se trata de una novela detectivesca, amena y entretenida, escrita con un lenguaje muy ágil pero rico en adjetivos y metáforas, irónico, que engancha de principio a fin. Aunque continuamente se introducen referencias literarias inglesas de autores y obras (quizá demasiadas), la trama es rápida y muy cinematográfica: se suceden la acción, las situaciones cómicas, a veces rozando lo absurdo, y de peligro (casi esperas que en cualquier momento vayan a soltarte un  «Continuará...»), que sobrepasan a los pobres personajes que las viven, excéntricos, impulsivos, entrañables... y muy ingleses. La ambientación me encanta: un Oxford estudiantil, vivo y alegre, de mediados del siglo XX. Casi puedes notar su ambiente y ver sus edificios de piedra apuntando al cielo, sus calles adoquinadas y su neblina.


Os regalo algunos fragmentos:
Un objeto rojo surcó como una bala Woodstock Road.
Era un coche deportivo extremadamente pequeño, ruidoso y destartalado. A lo largo del capó se habían garabateado con grandes letras blancas las palabras LILY CHRISTINE III. Un sugerente desnudo en cromo se inclinaba hacia delante en peligroso ángulo desde la cubierta del radiador. Alcanzó el cruce de Woodstock con Banbury, giró temerariamente a la izquierda y se internó a toda pastilla en el callejón que corre paralelo al St. Christopher college, consagrado al patrón de los viajeros (para los no iniciados, conviene indicar aquí que St. Christopher se encuentra puerta con puerta con St. John). Entonces viró para colarse por la puerta de hierro forjado y, a una velocidad de unas cuarenta millas por hora, procedió a recorrer la pequeña avenida de grava bordeada por rectángulos de césped y arbustos de rododendros. […] Era evidente que el conductor solo tenía sobre su vehículo un control limitado. La suya era una lucha desesperada con los mandos. El coche avanzó recto hacia la ventana donde el presidente del college, un hombre delgado y recatado, de gustos ligeramente epicúreos, estaba tomando el sol, ajeno a lo que se le venía encima. Al percatarse del peligro, retrocedió apresuradamente con cara de terror cerval y se quedó con la espalda pegada a la pared. Pero el coche evitó milagrosamente empotrarse contra sus dependencias, viró en redondo y se lanzó en picado hacia el muro que delimitaba la avenida, donde el conductor, con un tremebundo derrape y levantando pedazos enteros de césped, consiguió dar una vuelta completa al vehículo. En ese momento parecía que no podía haber nada capaz de detener su regreso incontrolado por el mismo camino por el que había venido, pero, desafortunadamente, al enderezar el volante, al conductor se le fue el pie al acelerador y el coche atravesó bramando la franja de césped, enterró su morro en un enorme seto de rododendros, se atascó, perdió velocidad y finalmente se detuvo en seco.
**************************
Tanto los coches como los camiones, al parecer, se mostraban reacios a detenerse —esto ocurría en 1938, y los británicos motorizados sufrían una de sus periódicas y características olas de temor respecto a los robos de vehículos—, pero sucedió que un enorme cuatro ejes se detuvo ante sus gestos, y Cadogan se subió a él. El conductor era un hombre alto y taciturno, de ojos enrojecidos y cansados previsiblemente de tanta conducción nocturna.
—Me temo que el Viejo Marinero era mejor que yo en esto —dijo Cadogan alegremente mientras reiniciaban la marcha—. Al menos él se las arregló para parar a uno de cada tres que pasaban.
[Aquí hay un número a pie de página y se explica: «Es el comienzo de la inmortal Balada del Viejo Marinero, de Samuel T. Coleridge: He stopped one of three... (v.2)»]
—Algo leí yo de eso en la escuela —contestó el camionero después de una considerable pausa para pensarse la respuesta—. «Y mil, mil cosas asquerosas seguían vivas y yo también.» Y a eso lo llaman poesía... —dijo, y escupió despectivamente por la ventanilla.
Un tanto desconcertado, Cadogan evitó contestar. Ambos permanecieron en silencio mientras el camión cruzaba a toda pastilla las afueras de Didcot y se adentraba en campo abierto.
Unos diez minutos después...
—Libros —continuó el camionero—. Yo soy un gran lector, ¿sabe usted? Lo soy. Poesía no. Me gustan más los libros de historias de amor y de crímenes. Soy socio de una de esas... —lanzó un gran suspiro; con un enorme esfuerzo sufrió los trabajos del parto mental y finalmente dio a luz—: ¡una biblioteca ambulante de esas! —Súbitamente se puso melancólico—. Pero estoy harto ya de eso. Ya me he leído todo lo bueno que tienen. […] El otro día pillé uno bueno, vaya que sí. El amante de lady Noséquién. Ese era de los buenos, de los de antes, ya me entiende... —Se dio una palmada en el muslo y resopló lascivamente.
Algo asombrado ante aquellas demostraciones de alta cultura, Cadogan volvió a quedarse sin palabras.
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La chica de los ojos azules y el pelo rubio estaba incrustada en la zona de los contraltos, y no había modo de acceder a ella, salvo a través de los bajos, que estaban situados justo detrás de la orquesta. Así pues, la pareja se abrió camino a golpes entre los instrumentistas, bajo la envenenada mirada del Dr. Artemus Rains. El segundo trombón, un hombre albino y enano, se fue de tono con indignación. Brahms tronó y trompeteó en sus oídos. «¡Como ciegoooooos!», rugió el coro, «¡como ciegos de una hora terrible a otraaaa!». Fen y Cadogan se llevaron por delante el quiosquillo del percusionista, que estaba sudando y contando acordes, así que, cuando llegó el momento de dar su golpe de platillos, se equivocó estrepitosamente y se puso a maldecir.
Cuando finalmente llegaron al refugio de los bajos, se les planteó una cantidad ingente de dificultades. El Sheldonian no es un lugar particularmente espacioso, y los miembros de una gran coral tienen que apiñarse en condiciones que frecuentemente no se distinguen mucho de las que tuvieron que sufrir los presos del Agujero Negro de Calcuta. [Aquí vuelve a haber un pie de página, pero no os lo explico, ¡que me canso de escribir!]
Fen y Cadogan, sudorosos y montando un espantoso alboroto, consiguieron penetrar en la zona de los bajos hasta una cierta profundidad (hay que decir que Cadogan fue despojándose de la cesta de mimbre, de los cordones y del collar de perro a medida que avanzaba), hasta que literalmente ya no pudieron penetrar ni un centímetro más en la vorágine. Estaban atascados, e incluso la vía por la que habían accedido se encontraba ya cerrada e irrevocablemente sellada. Todo el mundo los miraba con gesto airado. Es más, un anciano que llevaba cincuenta años cantando en la Händel Society agarró una partitura de Brahms y les atizó con ella en la cabeza. Pero el momento más desgraciado llegó cuando Fen, viendo que no tendrían posibilidad de moverse durante algún tiempo, y satisfecho de haberse detenido justo en aquel lugar, al tiempo que le echaba un ojo a la chica rubia, decidió contribuir a aquel momento glorioso uniéndose a los cánticos; baste decir que la voz de Fen, aunque era poderosa, no estaba en tono ni tampoco entró a tiempo.
«¡No nos quedamos QUIETOOOOOOS!» —gritó de repente—, «¡somos VAGABUNDOOOOOS!»— Algunos de los bajos que estaban delante se volvieron como si les hubieran arreado un sopapo en la coronilla—. «¡Nosotros, pecadores!», continuó Fen sin darse por aludido, «¡mortales pecadores!»
Aquello ya fue demasiado para el Dr. Artemus Rains. Golpeó con la batuta en el atril, y el coro y la orquesta se quedaron en silencio. Hubo un murmullo general, cargado de sombríos comentarios de preocupación. Todo el mundo permanecía atento.
—¡Profesor Fen! —dijo el Dr. Rains con dolorosa contención. Se hizo el silencio—. Corríjame, pero creo que usted no es miembro de este coro. Siendo ese el caso, ¿sería usted tan amable de hacernos el favor de largarse de aquí de inmediato?
Hay que decir que Fen no era un hombre que se dejara amedrentar fácilmente, ni siquiera por la presencia hostil de cuatrocientos músicos levemente enfadados.
—Creo que esa es una consideración de lo más reaccionaria, Rains —replicó Fen por encima de las gradas de coristas boquiabiertos—. De lo más reaccionaria y descortés, diría yo. ¡Es una afrenta! Solo porque ha dado la casualidad de que he cometido un pequeño error a la hora de ejecutar un pasaje extremadamente difícil...

martes, 29 de noviembre de 2011

Janet Foxley

Hoy he conocido a una nueva autora de cuentos infantiles, Janet Foxley, y me ha gustado tanto que me quiero comprar dos libros. Aunque sean para niños de diez años, sé que los disfrutaré mucho, ¡como buena cría que soy!!! A lo mejor me los compro en inglés y todo.
Son estos (clicad encima de las imágenes):


martes, 15 de noviembre de 2011

Mejor reir que llorar


Y bueno, estas dos que no tienen mucho que ver con lo anterior, pero me tocan de cerca:

miércoles, 12 de octubre de 2011

Cristóbal Colón descubrió América


Cristobal Colón, 1492:
"Nos besaban, igualmente, los pies y manos, como cosa sagrada, ofreciéndoles lo que consigo habían llevado [...] llenos de asombro y admiración, ponían la mano sobre la cabeza de los nuestros, como por honor. Les llevaban de comer, daban cuanto se les pedía, sin demandar por ello cosa alguna, y rogábanles que permaneciesen aquella noche en el pueblo."
"Y esta gente harto mansa, y por la gana de haber de nuestras cosas, y teniendo que no se les ha de dar sin tener algo y no lo tienen, toman lo que pueden y se echan luego a nadar, más todo lo que tienen lo dan por cualquier cosa que les den, que hasta los pedazos de las escudillas y de las tazas de vidrio rotas nos cambiaban [...]"
"Ellos andan todos desnudos como sus madres los parió y también las mujeres, aunque no vi más de una harto moza, y todos los que yo vi eran todos mancebos, que ninguno vi de edad de más de treinta años, muy bien hechos, de muy hermosos cuerpos y muy buenas caras, los cabellos gruesos casi como sedas d cola de caballos y cortos. Los cabellos traen largos, que jamás cortan. Algunos se pintan de prieto, y ellos son del color de los canarios, ni negros ni blancos, y otros se pintan de blanco, y otros de colorado, y otros de lo que hallan; y se pintan las caras, y otros todo el cuerpo, y otros solos los ojos, y otros sólo la nariz."
"Estas tierras son muy fértiles, ellos las tienen llenas de mames, que son como zanahorias, que tienen sabor de castañas, y tienen faxones y habas de muy diversas de las nuestras, y mucho algodón, el cual no siembran, y nacen por los montes árboles grandes, y creo que en todo tiempo lo haya para coger, porque vi los capullos abiertos y otros que se abrían y flores, todo en un árbol, y otras mil maneras de frutas que no me es posible escribir, y todo debe ser cosa provechosa"
"Podíamos llevarnos a todos los habitantes o llevarlos como esclavos, porque con tan sólo 50 hombres podíamos dominarlos a todos y obligarles a hacer lo que quisiéramos."
Del blog Una antropóloga en la luna
Lo peor es que, hoy en día, muchas personas habrían llegado a la misma conclusión práctica que Cristóbal Colón. La bondad, la ingenuidad y tener una actitud abierta, humilde y pacífica aún se consideran virtudes de los tontos, que merecen ser explotados como seres inferiores, en menor o mayor medida, consciente o inconscientemente.

lunes, 10 de octubre de 2011

Magdalenas de queso y pavo

Este fin de semana quería cocinar mucho, pero al final solo he podido preparar las "muffins de cheddar" del blog "Pasen y degusten". He seguido su receta al pie de la letra; los únicos cambios que he hecho son:
1) He cambiado el bacon por trozos de lacón de pavo, y en lugar de meterlo en el horno  antes de echar en la masa, lo he salteado un poco en la sartén.
2) No he metido ni perejil ni mostaza; pero sí cebollino picado.


A algunas personas les ha parecido extraño que haga magdalenas saladas, pero oye, hay pasteles de carne y crêpes de jamón y queso, ¿no? Pues esto son como unos bocaditos esponjosos de cheddar y pavo... A mí me encantan.

martes, 6 de septiembre de 2011

Púding de almendras al microondas

Estoy participando en un taller de cocina, en el que cada mes se tiene que preparar algo con un ingrediente determinado; esta vez tocaban las almendras. Yo me he animado con este púding de almendras al microondas, haciendo un "machambrat" de varias recetas que he encontrado. Es facilísimo y está muy bueno, sabe como a Navidad...


INGREDIENTES

Sirope de caramelo (también se puede preparar con 4 cucharadas de agua y unas 7 de azúcar, a fuego lento sin parar de remover, hasta que empieza a oscurecer pero no se ha cuajado del todo).
150 gramos de almendras trituradas
5 huevos
250 ml de leche (yo he puesto semi)
250 ml de leche condensada (yo he puesto light :P)
9 galletas María trituradas
150 gr de azúcar
Esencia de vainilla

PREPARACIÓN

Se extiende el sirope de caramelo por el fondo de un molde apto para microondas.
Se baten bien los huevos y se mezclan con el resto de ingredientes con una batidora: las galletas, las almendras, el azúcar, las leches y la esencia de vainilla. Se vierte la mezcla encima del sirope en el molde, y se mete en el microondas a potencia máxima unos 10-15 min (dependiendo de la potencia del cacharro). Ir aplicando el truco de clavar una aguja de coser o un palillo largo en el medio, y si sale limpio ya está.
Sacar y dejar enfriar unos diez minutos. Desmoldar y dar la vuelta; acompañar con sirope de caramelo o chocolate, helado de yogur, nata montada, miel, fruta...

sábado, 13 de agosto de 2011

Distintas vidas humanas

Me he hecho asidua del blog de Una antropóloga en la luna, me encanta. Gracias a ella he descubierto tribus perdidas en el espacio y en el tiempo, que nos enseñan lo que podríamos ser si la "civilización" no hubiera ido por otros derroteros, tanto para bien como para mal; no digo que todas las tribus sean maravillosas, simplemente adoptan un punto de vista tan alejado del nuestro que no parecen estar compuestas por miembros de nuestra misma especie.
He descubierto, por ejemplo, la tribu zo'e, que significa 'Nosotros'. Van desnudos, tienen varios maridos y mujeres, no hay ningún chamán o jefe, sino el respeto de los ancianos; cada uno tiene su tarea que revierte directamente en el bien de la comunidad, y cuando se enfadan, o se relajan a base de cosquillas, o se van a dar un paseo. (Clicad en la imagen)


También he sabido de varias tribus matriarcales: un pueblo de y para mujeres que huyen del maltrato, una tribu sin figuras paternas, una nación matriarcal por principios... (Clicad en la imagen)


Luego están la tribu hunza y la vilcabamba, que no sufren enfermedades y cuyos habitantes gozan de una longevidad y calidad de vida envidiables. No es de extrañar que se consideren felices y que siempre tengan una sonrisa en los labios. (Clicad en la imagen)


También hay otro poblado, los amondawa, que no concibe el tiempo. No lo tiene en su vocabulario, ni en su mente. No cuentan la vida en años, y para ellos un reloj debe de ser un aparatito para quedarse dormido. (Clicad en la imagen)


Todos ellos son seres humanos, como nosotros. Y atestiguan que la vida no es "así". No un "así" fácil de reconocer y limitado, al menos. Podemos luchar por cambiarla, empezando por nosotros mismos.

jueves, 11 de agosto de 2011

Brownie

Hoy he hecho un brownie siguiendo la receta del blog La Cocina de Mezquita, pero con harina integral que me quedaba de las muffins, y con chocolate Nestlé para postres, que es solo un 50% (a mí me encanta el chocolate muy negro, pero no tanto a Jaume).


La verdad es que ha quedado muy rico y jugoso jeje... ¡ideal para tomar con un Baileys! Aunque yo lo he acompañado con un simple café con leche y también estaba bueno.

martes, 9 de agosto de 2011

La delicadeza

Bueno, en esta mañanita de martes de vacaciones he desayunado un zumo de naranja natural y un bocadillo de jamón york, he dado unos últimos retoques a un asuntillo que debía terminar, y me he leído otro libro. Se trata de La delicadeza, de David Foenkinos, una propuesta de Papel en blanco.


Al principio lo leía un poco desganada, pensaba que estaba lleno de tópicos y tenía a la razonable Mma Ramotswe sentada con su té en mi cabeza mirando acacias y paisajes africanos. No conseguía centrarme mucho en la historia, de hecho me parecía un poquito aburrida. El fragmento que se destaca en otras páginas, por ejemplo, me ha parecido algo simplón...
“François pensó: si pide un descafeinado, me levanto y me voy. Es la bebida que menos cuadra con una reunión distendida y agradable. El té tampoco es mucho mejor. Se palpa en el aire que las tardes de los domingos se pasarán viendo la televisión. O peor aún: en casa de los suegros. […]. Por fin François decidió que podía estar bien un zumo. Queda bien pedir un zumo, no resulta demasiado agresivo. Da la sensación de chica dulce y equilibrada. Pero ¿qué zumo? Mejor evitar los de toda la vida: el de manzana o el de naranja, ésos están muy vistos. Hay que ser un poquito original, pero sin caer en la excentricidad. De papaya o de guayaba no, eso da como miedo. No, lo mejor es elegir algo a medio camino, como el albaricoque, por ejemplo. Sí, eso es. El zumo de albaricoque es perfecto. Si elige eso, me caso con ella…
—Voy a tomar un zumo…
—¿…?
—Un zumo de albaricoque, creo.
François la miró como si no fuera real del todo. ”
... pero después, conforme iba leyendo, me he dado cuenta de que esa "magia fácil" que se desvela en el fragmento era necesaria para entender el resto del libro. Esa afinidad rayando lo inverosímil, que atrae a dos personas de forma irrefutable, parece ser algo señalado por el destino: la una para la otra hasta el fin de sus días... pero antes de que ese fin llegue, sucede una desgracia que rompe esa magia... y entonces, ¿qué?
Recuerdo a un viejo amigo que, siendo unos pipiolos de 20 años, me confesaba que creía que solo se tenía un amor verdadero en la vida. Estaba con la que él creía que era su media naranja. Pero lo dejaron, y se sumió en una noche muy larga, en la que pensó que la magia le había abandonado. Yo también llegué a pensar eso, que solo había un verdadero amor y que lo demás son sombras, pero la vida se ha encargado de llevarme la contraria. Pensar eso sí que es simplón, porque la magia se mete en todas partes y te conquista en el momento más inesperado.

Creo que es evidente que, al final, el libro me ha ido enganchando, me he metido en el mundo de Nathalie, la protagonista, y he conseguido identificarme con sus sentimientos y emocionarme con su vida.

Pese a lo manido de la historia (una chica se enamora, su amor desaparece trágicamente y todo carece de sentido, pero entonces la magia vuelve a irrumpir en su vida), me lo he pasado muy bien leyendo este libro. 

De nuevo, Papel en blanco no me ha decepcionado. Me atrajo su reseña porque la descripción del estilo de la prosa me recordaba un poco a la manera de contar francesa de la película Amélie... historias cotidianas paralelas, divagaciones cortas que no te hacen perder el hilo pero enriquecen la visión del conjunto, una cierta dosis de comicidad incluso en momentos dramáticos... Esta visión se vio reforzada al llegar a este punto de la reseña:
"Por supuesto, el personaje de Nathalie es adorable, y desde el primer momento nos ponemos de su parte para acompañarla en este viaje. Es bueno recordar llegados a este punto que el propio Foenkinos, junto con su hermano, están preparando la versión cinematográfica de esta historia, y que para el papel de Nathalie han elegido a Audrey Tatou. No sé si será que yo ya lo sabía mientras lo leía, pero parece escrito para ella, porque nos imaginamos en todo momento a Tatou en ese personaje. La verdad es que si consiguen darle el mismo tono del libro a la película estaremos ante una de esas geniales comedias francesas que tanto me gustan. Y la verdad, ya el propio libro nos hace sentir ante una de esas películas." (Reseña de La Delicadeza en Papel en Blanco, os aconsejo leerla entera).
Yo no veo tanto a Audrey Tatou como la protagonista, no me imagino a la pequeña Tatou como una gran ejecutiva sobre unos tacones de aguja y caminando como una bailarina. Aunque quizá es porque relaciono demasiado a Tatou con Amélie, y por otra parte el personaje de Nathalie es, en muchos aspectos, contradictorio (lo que lo hace más creíble), así que seguramente la que se pasea con aspecto seguro por los pasillos de la oficina no sea más que una niñita-Amélie disfrazada...


Por cierto, hay un personaje del libro, Markus, que me recuerda mucho a la imagen del autor, Foenkinos...

lunes, 1 de agosto de 2011

Muffins de limón y frutos del bosque


Ingredientes:

-- 200 gr de harina de trigo integral
-- 125 gr de azúcar
-- Tres chorros de leche condensada (no es muy técnico, pero qué se le va a hacer...)
-- Un yogur natural
-- Cuatro arándanos por magdalena (La masa que me ha sobrado, la he metido en una flanera con frambuesas en lugar de arándanos). [EDITO: Acabo de probar el compuesto con frambuesa, ¡y está buenísimo!! Para mi gusto, está mejor con frambuesas; a Jaume le gusta más con arándanos porque dice que con frambuesa está muy ácido.]
-- 2 huevos
-- 125 gr de mantequilla derretida y puesta a enfriar (yo he usado Asturiana Light :P)
-- El zumo de un limón grande (he puesto también la ralladura y sabía demasiado a limón, la próxima vez no la pondré).
-- Una cucharada plena de levadura Royal
-- Canela o azúcar glassé para espolvorear por encima. Yo he echado canela, porque es mi debilidad, pero la próxima vez pondré azúcar, porque la verdad es que no pegaba mucho.

Preparación:

- Poner a calentar el horno 180º (yo lo he puesto a 200º, pero creo que se me han tostado demasiado por arriba, y he leído en otras recetas que era mejor ponerlo a 180º).
- Mezclar la harina tamizada con la levadura y el azúcar (y también la ralladura de limón, en caso de que se eche).
- Mezclar por otro lado los dos huevos ligeramente batidos, los "chorros" de leche condensada, el yogur y el zumo de limón.
- Unir una mezcla con la otra, sin remover demasiado, con movimientos envolventes. No importa que queden grumos, aunque debe quedar bien mezclado.
- Untar con mantequilla o aceite unos 10 moldes de magdalena (yo he puesto 6 y me ha sobrado mucha masa). Espolvorear harina y girar el molde para que caiga la sobrante y solo quede una ligera capa pegada.
- Meter cuatro arándanos o frambuesas en cada molde, y rellenar con la masa, pero sin que quede muy a rebosar para que no se salga al subir.
- Introducir los moldes en el horno. Aquí yo lo he dejado unos 20 min por arriba y por abajo, pero he leído que es mejor dejarlo primero 10 min. por abajo, y luego el tiempo restante ya por arriba y por abajo.
- Al sacar, meter un palillo en el centro de las magdalenas. Si sale limpio, sin masa enganchada, es que están bien hechas.
- Espolvorear el azúcar glassé.
- Dejar 10 min reposar en sus moldes. Pasado este tiempo, desmoldar y dejar enfriar en una rejilla elevada, para que no se queden amazacotadas por abajo (yo no tenía rejilla... otro detalle a tener en cuenta la próxima vez que las haga).

Para llegar a esta receta he mirado varios blogs (en concreto, he hecho un "machambrat" de las propuestas de Albahaca y Canela y Bocados de cielo), pero cambiando algún que otro ingrediente y bueno, modificándola un poquito. Quedan más oscuras porque yo he usado harina integral y arándanos (es que me encantan...); a ver si la próxima vez hago lo del horno y la rejilla para que me crezcan un poquito más.

De todas formas, me han encantado. Son muy aromáticas, tienen mucho sabor y olor a limón, y son refrescantes para el verano o la primavera.

sábado, 23 de julio de 2011

La vida es así

La verdad es que soy una quejica, y debería dejar de pensar en lo que no tengo o no puedo hacer, e intentar relajarme, tomarme la vida con optimismo y alegría y disfrutar de las miles de cosas gratificantes que me rodean.
Lo sé. Pero una cosa no quita la otra.

Quiero decir, que entre estar toda la vida amargado quejándose, o "conformarse" con una vida gris, reprimiendo la insatisfacción o durmiéndola, hay un mundo.

Pienso que hace un tiempo no tenía estabilidad económica, que estaba deseando un contrato indefinido... que en estos tiempos que corren, haberlo conseguido y, encima, trabajar en algo que se supone que es "de lo mío", con fines de semana, 14 pagas, vacaciones... es una inmensa suerte, que debería estar agradecidísima y feliz. Y agradecida, estoy, y lo valoro mucho. Pero no soy feliz, y no hablo de esa exaltación de cuando te ha tocado la lotería, sino de esa otra serena, producto de saber que estás en tu sitio y sigues el camino que debes seguir.

Entonces, te dicen: "¿Qué es la felicidad? La felicidad es muy relativa, nadie es feliz, los que dicen que lo son es simplemente porque aceptan lo que tienen. Si sigues así [así, pienso yo, ¿cómo? porque mi actitud no es consciente, me sale de dentro aunque intente frenarla], nunca serás feliz."; o sueltan esa frase, esa sentencia que me hace levantar la vista y pensar en vidas paralelas, en otros mundos:

La vida es así.

Siempre me ha hecho gracia esa afirmación. ¿Qué quiere decir "La vida es así"? Supongo que quien la dice quiere transmitir que lo que yo vivo no es nada extraño, que hay miles de personas que van "tirando" entre semana y que solo se sienten vivos de verdad cuando se acerca el viernes.

Pero hay vidas diferentes que también "son así". Como las de esta entrada. O como tantas otras. Hay gente que tenía una vida que "era así" y la cambió. Y pienso... ¿por qué es tan difícil saltar a otro plano? Si está ahí mismo, casi al alcance de los dedos...


La vida es tan amplia... Natascha Kampusch llegó un momento en que consideraba que la vida era "así", los niños de Uganda tienen una horrible vida que es "así", y hay tribus felices en comunión con la naturaleza que también tienen una vida que es "así", incluso hay otras que no conciben la idea del tiempo en su cultura, y eso también es "así". 


Ese "así" es tan amplio, que la afirmación no tiene ningún sentido. Parece un escudo para protegerse de lo desconocido, pero lo desconocido no solo incluye pesadillas como los horrores de Uganda, sino también la felicidad de quien se siente realizado... 

Es normal no querer ir a peor, pero ese miedo evita la evolución, evita que podamos conseguir aquello positivo y completamente desconocido (o conocido) que quizá nos espera a la vuelta de la esquina, con nuestra nueva vida llena de color metida en un paquetito de regalo.

miércoles, 29 de junio de 2011

Un vikingo en el siglo XXI

A veces, redactando temas de lengua, conozco anécdotas interesantes. No todo son etiquetas aburridas y listas de nombres... Por ejemplo: hoy, preparando la sección de curiosidades «¿Sabías que...?» de una unidad,  he aprendido de dónde proviene la palabra Bluetooth. 

Resulta que es la transcripción inglesa del sobrenombre del rey vikingo Harald II «Blatand», que reinó en Dinamarca entre los años 940 y 986. Su gran logro fue la unificación de dos países pró­ximos pero separados por el mar, Dinamarca y Noruega, bajo la fe del cristianismo.

«Blatand», en danés, significa 'hombre fuerte (tan) de piel oscura' (bla). En inglés, curiosamente, suena como Bluetooth, «diente azul», pero es una mera coincidencia fonética, ya que el rey Harald II no tenía ningún diente de ese color...

[EDITO: Tal como me ha corregido una amiga, blå en danés significa realmente 'azul', ¡y tand es diente! Si a eso le añadimos el matiz de la Wikipedia al respecto, parece plausible que el rey vikingo Harald se apodara «Diente Azul»: «...aunque también cuentan que ese nombre se le atribuyó por haber padecido la eritroblastosis fetal, enfermedad que habría hecho que alguno de sus dientes tuviera un color azulado.»

¡Gracias, Pili!]


Por otra parte, el símbolo de Bluetooth es el resultado de unir las runas nórdicas equivalentes a las letras «H» (de «Harald») y «B» (de «Blatand»).


Aunque no viene a cuento, os informo de que Harald II «Blatand» era hermano de un tal Canuto (que murió mientras saqueaba cafremente la ciudad de Dublín, no se sabe si alelado por los efectos de su propio nombre), hijo de Gorm «El Viejo», y padre de Svend «Barba Ahorquillada»; nombres a la altura de Terry Pratchett... Su madre se llamaba Thyra Danebod; cuenta la leyenda que tuvo una hija que fue capturada por trolls o duendes (me inclino a pensar que trolls), y llevada hacia un reino muy lejano al norte, más allá de Halogaland y Bjarmaland (Wiki).

Esta es Thyra Danebod, después de convertirse al cristianismo debido al shock que le produjeron  los horrendos trolls:


Aquí vemos a Gorm «El Viejo» lamentando la muerte de su hijo el porretas:


Que yo sepa, no hay constancia pictórica ni de Canuto I, ni de la supuesta hija de Thyra, ni de los trolls.

Otra curiosidad: para que el nombre de Canuto no cayera en el olvido, Sven «Barba Ahorquillada» le puso ese nombre a un hijo, que llegó a ser Canuto II «El Grande», rey vikingo de Dinamarca, que sometió nada menos que todo el este de Inglaterra. Él, a su vez, le puso el mismo nombre a otro hijo, que sería Canuto Hardeknut («El Duro»)...

Acabo con una grandiosa imagen del Gran Canuto:


jueves, 9 de junio de 2011

Casa en venta

Os presento la casa de mi abuelita. Con todo el dolor del corazón mi familia se tiene que desprender de ella; está para reformar (cocina y baños), pero es muy cuca. Se encuentra situada en una calle sin salida, en Almansa (Albacete). En esa calle, cuando yo tenía unos tres años, recogió mi abuela a una periquita con un dedo en cada pata, debajo de un coche aparcado; y mis padres y yo nos la llevamos a Barcelona. Vivió con nosotros muchos años, hasta morir de viejita.


La casa de mi abuela tiene un jardincico delante, que antes estaba repleto de rosales; en la parte de detrás, hay un pequeño patio, donde yo jugaba de chiqui a potingues con mis primos. 


Justo al cruzar la cortinilla de la puerta, a la derecha, había hace tiempo un pequeño silloncito infantil, reservado para mi prima cuando era pequeña. Hace mucho que ya no está, pero aún me veo sentada en él y poniendo morros para que mis padres me hagan caso, lo recuerdo como si fuera ayer. Enfrente, un poco a la izquierda, están las escaleras que suben al segundo piso; un poco a la derecha, había un colgador, que me viene a la cabeza saturado de abrigos y sombreros.

A la derecha, hay un pequeño salón separado del resto de la casa por dos grandes puertas correderas. Ahí es donde siempre descansaba mi abuela en su hamaca mecedora, junto a la ventana, haciendo punto (mientras pudo); ahí estaban la mesa camilla y la otra mesa donde comíamos tortas de manteca para desayunar, pollo y paellica tonta; también donde miraba, cada vez que iba, la retahíla de fotos familiares guardadas en una caja de cartón. Y donde se encontraba ese reloj que nos daba la lata cada hora... y un cuadro pintado por alguien de la familia con el castillo de Almansa en el fondo, y fotos de los nietos, y de los bisabuelos...

Saliendo del salón, a la derecha, hay un pasillito. Al fondo, se accede a una pequeña habitación, donde dormían mis abuelos, y luego mi abuela sola; justo a la izquierda de la habitación hay un lavabito. Saliendo del lavabo, creo que justo en frente, se ve la cocina, una cocina viejita, donde descubrí esa gelatina de magro de la que he hablado más de una vez, y donde veía a mi abuela cocinar y decirnos que no usáramos esos vasos, que eran los de las medicinas del abuelo.
Al fondo de la cocina, está la puertecita que daba al patio.


En el piso de arriba, hay otro pequeño lavabo y tres habitaciones más: una muy pequeña, que se usaba de trastero; otra donde dormía yo cuando iba; y otra, de matrimonio. Lo digo desde mi punto de vista, seguro que mi padre recordará dónde dormía él, igual era en la más pequeña que yo con falta de consideración tildo de trastero.

Recuerdo que cuando iba a Almansa y dormía allí, me levantaba muy temprano por la mañana, pasaba por delante de la habitación donde estaban mis padres y, descalza, bajaba las escaleras muy despacio, intentando no hacer ruido; aunque sabía que, fuera la hora que fuera, mi abuela se habría levantado antes y estaría preparando algo en la cocina.  Y que, sin darme tiempo a bajar del todo, me saludarían su risa entrañable y su: "¿Ya te has levantado? ¿Qué quieres desayunar?"

Esta casa representa mucho para mí, y si representa tanto para mí, que he estado tan poco tiempo en ella, no quiero ni pensar lo que significará para mi padre, mis primos, ni para mis tías... Me consta que a todos les duele mucho perder la casa, que a todos les encantaría conservarla; pero lo han pensado y hablado detenidamente y por varias razones no pueden comprarla.

Así que buscan a alguien que la adopte, y cuanto antes lo encuentren antes acabará todo y podrán descansar, porque tener tantos recuerdos ahí sin poder hacer nada duele demasiado.

Quienes adquieran esta casita, adquirirán toda una historia, un montón de recuerdos, de sentimientos y primeras experiencias, de esas que se quedan grabadas para siempre en el inconsciente; así que, por favor, trátenla bien, con cariño. Aunque se tengan que reformar las cañerías y cambiar la cocina, y los venerables muebles del salón, que lo toquen todo con respeto, porque conserva las huellas impresas de una mujer increíble; y que escuchen, porque tal vez aún la podrán oír riendo dulcemente, dándoles la bienvenida.

www.idealista.com/pagina/inmueble?codigoinmueble=VW0000004186220&numInm=3

lunes, 30 de mayo de 2011

Café y chocolate caliente

Es curioso cómo una descripción, una pintura, un olor, así sueltos, en un instante, pueden suspenderte y trasladarte a ese lugar familiar de sensaciones y misterios que todos conservamos en el corazón. El ligero olor a cloro al pasar por una piscina. El olor a cromo de Panini y Bollicao. O estos cuadros, por ejemplo, que he visto en el Blog de Marta Moro:


Almansa, la abuela, la "paellica tonta"; el descubrimiento de la gelatina de magro de cerdo y las tortas de manteca; Encarna; el "no te comas el colacao a cucharadas"; el "todavía es una niña"...  El recuerdo de querer que mi casa oliera siempre a café y a chocolate caliente. 

Ahora estoy en el tiempo del "conseguir". Muchos sueños han cambiado, otros no. Pero esa tranquilidad de poder tomar un buen desayuno en la compañía adecuada, de escuchar la naturaleza a través de la ventana, de sentarse a la mesa sabiendo que queda todo el día por delante para disfrutar, sigue siendo, como entonces, mi máxima y más íntima aspiración en la vida.

jueves, 19 de mayo de 2011

Pantanos de fuego y ratas gigantes

Pensó en lo que podría haber sido y no era, en todos los caminos que había abandonado, en las vidas posibles que había desechado y que se perdían en mundos paralelos, bailando y adoptando formas caprichosas en su imaginación. Y miró la senda abrupta que se perdía en el vacío ante él, intentando determinar si había merecido la pena jugar a dar vueltas volviendo siempre al mismo punto, pero con menos tiempo y más experiencia (y qué experiencia...); se preguntó si esta vez hacía bien ignorando las puertas, las luces huidizas y sus susurros tentadores, sabiendo que la mayoría eran un mero atrezzo, y debía caminar recto, decididamente, pese a las piedras resbaladizas y traicioneras, sin abandonar aquella ruta presente hasta el final o, al menos, hasta comprobar todo lo que podía ofrecerle.

Resonaron en su cabeza aquellas palabras: «...lucharé contra arenas movedizas, contra pantanos de fuego y ratas gigantes...», y admitió que la había traicionado, que no había luchado nunca contra ningún monstruo, ni por ella ni por él mismo; y que quizá la única forma de luchar de verdad era avanzar y pelearse con esas piedras que se burlaban de los dos a cada paso.



sábado, 14 de mayo de 2011

Tarta de chocolate y queso

Hace tiempo tenía una revistilla de tartas de queso y salía una de chocolate muy buena y muy fácil sin horno... y sin gelatina. He estado buscando esa receta por todas partes... pero no hay manera. Al final, he cogido varias recetas de Internet, las he combinado a mi manera, y he preparado una tarta de queso y chocolate con gelatina.


Esta es mi receta.

Ingredientes:

Para la base:

- Alrededor de 200 gramos de galletas Digestive o Galletas María con chocolate.
- 150 gr de mantequilla (yo he puesto 75 y ha resultado poca), derretida unos segundos en el microondas.
- Un chorrito de licor opcional (yo he puesto de mazapán), o leche.

Para la masa:

- 300 gr de chocolate Fondant.
- Dos tarrinas de queso Philadelphia (yo he puesto light). Son unos 400 gr.
- Aproximadamente 200 gr de leche condensada.
- 6 láminas de gelatina neutra.
Yo he añadido otro chorrito de licor de mazapán.

Preparación:

- Poner en remojo con agua fría o leche las láminas de gelatina, durante unos 5 minutos.
- Mientras tanto, triturar las galletas junto a la mantequilla deshecha. Se puede hacer con un robot de cocina o manualmente.
- Untar el fondo de un molde de tarta con mantequilla o aceite, espolvorear harina, girar y dar unos golpecitos para tirar la sobrante. Después, extender la pasta de galleta y apretar; también un poco por los bordes. Reservar en la nevera.
- En un bol, mezclar bien la leche condensada, el queso y el licor si se desea.
- En un cazo, echar las hojas de gelatina ya reblandecidas con el agua/leche y calentarla, sin llegar a hervir y removiendo, hasta que la gelatina se disuelva. Añadir al bol y remover.
- Trocear el chocolate y derretirlo al baño maría (en un cazo que meteremos en otro más ancho que contenga agua hirviendo). Después, verter en el bol con el resto de la masa y mezclar bien.
- Echar la masa en el molde con la pasta de galleta y reservar hasta que se enfríe. Yo mientras tanto he fregado los cacharros...
- Cuando se haya enfriado, meter en la nevera unas horas hasta que cuaje. Se puede adornar con fideos de chocolate, azúcar glassé...

Me ha gustado porque no tiene ni harina ni huevos, no necesita horno... no sé, ¡es queso y chocolate en estado puro! A mí me ha encantado el sabor, Jaume lo ha encontrado un poquito fuerte, seguramente por el licor, al que no está muy acostumbrado. Como solo había utilizado 75 gr de mantequilla con la base ha salido algo suelta, pero bueno, en general bastante bien.