jueves, 10 de febrero de 2011

Historias en un taxi


Cuando voy a casa de mis padres, en el barrio de la Sagrera, y al día siguiente es laborable (lo cual se da poquitas veces), suelo evitar el metro y los FFCC y cojo un taxi para ir al trabajo.
No es solo por la comodidad de no tener que soportar empujones, sofocos y a gente atontada amontonada y formando tapón en los pasillos, sino porque, muchas veces, los taxistas tienen muy buena conversación.
Hoy, por ejemplo, me he subido en el taxi de un hombre de 43 años que me ha explicado algunas de sus andanzas desde que empezó a trabajar de taxista, hace ya 24 años.
Me ha comentado -todos me lo dicen-, que se nota la crisis. Que antes los críos iban a la escuela en taxi, y las empresas llamaban a taxis para sus traslados; ahora se ve que mandan a comerciales. Y que ahora no se te sube un tío y te dice: "Vámonos a Cádiz, ¡y te pasas una semana de pendoneo conmigo!". A los 19 años, ante locas propuestas como esa, el taxista se liaba la manta a la cabeza cual Pretty Man y aceptaba que gente forrada de pasta se lo llevara a Madrid, Cádiz, Zaragoza...; y, siempre con el taxímetro encendido, entraba con ellos en garitos "porque antes no se controlaba tanto lo de la alcoholemia, y yo nunca he tenido un solo accidente", y le invitaban a copas.
También me ha explicado que él le ha llevado putas a Maradona ("La Flaca", por ejemplo, pero eso "se queda aquí y nadie se entera"), y que a un amigo suyo unos millonetis le propusieron ir a dar vueltas por España buscando belenes curiosos para una tienda que se dedicaba a venderlos; que a él se lo habían propuesto antes, pero no le hizo gracia. De copas sí, pero de belenes no, que uno tiene sus principios.
Con aire madrileño (aunque él es de Barcelona, según me ha dicho), iba finalizando todas las historias con un "porque hay de todo, y cada uno es como es, escoge el camino que escoge y decide cómo y cuándo gastar su pasta, y todo es respetable, se trata de tomar decisiones y de llevar tu vida hacia donde a ti te hace gracia, sin tener que dar explicaciones a nadie." El camino que él ha tomado es trabajar desde los 19 años en su coche (la policía le paraba cada día, por la cara de niño que tenía), porque él siempre había querido ser pirata, pero un barco era muy caro; 14 horas al día, sin saber qué es "la tarjeta de paro", y tener ahora, que sigue siendo bastante joven, una casa grande en el campo, mujer (a la que conoció cuando se subió por primera vez en su taxi) e "hijos a los que no les falta de nada".
Puede que se lo haya inventado todo para entretenerme, cosa que le agradecería también, porque que yo sepa el servicio no va incluido en la tarifa; lo cierto es que estas curiosas historias que de vez en cuando me cuentan los taxistas, tan impregnadas de filosofía de bar, donde se entreteje la vida de tantas personas, me hacen empezar el día de otra forma y enriquecen mi punto de vista de la vida y de la gente. 
Antes de salir, le he comentado que lo suyo daría para escribir un libro. Y me ha contestado que bah, que sus historias son iguales que las que podría contar cualquier otro taxista, y que le hace ilusión conservarlas, en todo caso, para tener anécdotas curiosas que contar a sus nietos "cuando tenga ochentaypico años". Pero a mí también me ha regalado algunas, y me siento afortunada de haber conocido durante media hora del jueves por la mañana a otra persona sencilla, de la que probablemente no sale el nombre en Google y nunca ganará ningún premio, con una vida de película.

3 comentarios:

  1. Ay! la vida de los taxistas! La cantidad de historias que acumulan, y las que callan... Creo que muchos taxistas se merecen más que un goya (con todo mi respeto al mundo cinematográfico) por su labor y su -a veces desorbitada- paciencia. El verdadero oficio sólo se conoce cuando te acercas a él.

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  2. La verdad es que es realmente cómodo viajar en taxi. Lo malo es que cuando me subo a uno, fijo la mirada en el taxímetro y ese subir galopante de los números me desquicia... :S

    Hay un blog muy famoso, de un taxista de Madrid creo, que está lleno de anécdotas:

    http://blogs.20minutos.es/nilibreniocupado

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  3. Interesantísimo trayecto!!!Qué manera tan simpática de empezar un jueves... Y ojo, que el señor tiene 43 años... cuando cumpla 20 años más lo que cuente ya será apoteósico... jjeje
    MUAA

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