martes, 6 de septiembre de 2011

Púding de almendras al microondas

Estoy participando en un taller de cocina, en el que cada mes se tiene que preparar algo con un ingrediente determinado; esta vez tocaban las almendras. Yo me he animado con este púding de almendras al microondas, haciendo un "machambrat" de varias recetas que he encontrado. Es facilísimo y está muy bueno, sabe como a Navidad...


INGREDIENTES

Sirope de caramelo (también se puede preparar con 4 cucharadas de agua y unas 7 de azúcar, a fuego lento sin parar de remover, hasta que empieza a oscurecer pero no se ha cuajado del todo).
150 gramos de almendras trituradas
5 huevos
250 ml de leche (yo he puesto semi)
250 ml de leche condensada (yo he puesto light :P)
9 galletas María trituradas
150 gr de azúcar
Esencia de vainilla

PREPARACIÓN

Se extiende el sirope de caramelo por el fondo de un molde apto para microondas.
Se baten bien los huevos y se mezclan con el resto de ingredientes con una batidora: las galletas, las almendras, el azúcar, las leches y la esencia de vainilla. Se vierte la mezcla encima del sirope en el molde, y se mete en el microondas a potencia máxima unos 10-15 min (dependiendo de la potencia del cacharro). Ir aplicando el truco de clavar una aguja de coser o un palillo largo en el medio, y si sale limpio ya está.
Sacar y dejar enfriar unos diez minutos. Desmoldar y dar la vuelta; acompañar con sirope de caramelo o chocolate, helado de yogur, nata montada, miel, fruta...

sábado, 13 de agosto de 2011

Distintas vidas humanas

Me he hecho asidua del blog de Una antropóloga en la luna, me encanta. Gracias a ella he descubierto tribus perdidas en el espacio y en el tiempo, que nos enseñan lo que podríamos ser si la "civilización" no hubiera ido por otros derroteros, tanto para bien como para mal; no digo que todas las tribus sean maravillosas, simplemente adoptan un punto de vista tan alejado del nuestro que no parecen estar compuestas por miembros de nuestra misma especie.
He descubierto, por ejemplo, la tribu zo'e, que significa 'Nosotros'. Van desnudos, tienen varios maridos y mujeres, no hay ningún chamán o jefe, sino el respeto de los ancianos; cada uno tiene su tarea que revierte directamente en el bien de la comunidad, y cuando se enfadan, o se relajan a base de cosquillas, o se van a dar un paseo. (Clicad en la imagen)


También he sabido de varias tribus matriarcales: un pueblo de y para mujeres que huyen del maltrato, una tribu sin figuras paternas, una nación matriarcal por principios... (Clicad en la imagen)


Luego están la tribu hunza y la vilcabamba, que no sufren enfermedades y cuyos habitantes gozan de una longevidad y calidad de vida envidiables. No es de extrañar que se consideren felices y que siempre tengan una sonrisa en los labios. (Clicad en la imagen)


También hay otro poblado, los amondawa, que no concibe el tiempo. No lo tiene en su vocabulario, ni en su mente. No cuentan la vida en años, y para ellos un reloj debe de ser un aparatito para quedarse dormido. (Clicad en la imagen)


Todos ellos son seres humanos, como nosotros. Y atestiguan que la vida no es "así". No un "así" fácil de reconocer y limitado, al menos. Podemos luchar por cambiarla, empezando por nosotros mismos.

jueves, 11 de agosto de 2011

Brownie

Hoy he hecho un brownie siguiendo la receta del blog La Cocina de Mezquita, pero con harina integral que me quedaba de las muffins, y con chocolate Nestlé para postres, que es solo un 50% (a mí me encanta el chocolate muy negro, pero no tanto a Jaume).


La verdad es que ha quedado muy rico y jugoso jeje... ¡ideal para tomar con un Baileys! Aunque yo lo he acompañado con un simple café con leche y también estaba bueno.

martes, 9 de agosto de 2011

La delicadeza

Bueno, en esta mañanita de martes de vacaciones he desayunado un zumo de naranja natural y un bocadillo de jamón york, he dado unos últimos retoques a un asuntillo que debía terminar, y me he leído otro libro. Se trata de La delicadeza, de David Foenkinos, una propuesta de Papel en blanco.


Al principio lo leía un poco desganada, pensaba que estaba lleno de tópicos y tenía a la razonable Mma Ramotswe sentada con su té en mi cabeza mirando acacias y paisajes africanos. No conseguía centrarme mucho en la historia, de hecho me parecía un poquito aburrida. El fragmento que se destaca en otras páginas, por ejemplo, me ha parecido algo simplón...
“François pensó: si pide un descafeinado, me levanto y me voy. Es la bebida que menos cuadra con una reunión distendida y agradable. El té tampoco es mucho mejor. Se palpa en el aire que las tardes de los domingos se pasarán viendo la televisión. O peor aún: en casa de los suegros. […]. Por fin François decidió que podía estar bien un zumo. Queda bien pedir un zumo, no resulta demasiado agresivo. Da la sensación de chica dulce y equilibrada. Pero ¿qué zumo? Mejor evitar los de toda la vida: el de manzana o el de naranja, ésos están muy vistos. Hay que ser un poquito original, pero sin caer en la excentricidad. De papaya o de guayaba no, eso da como miedo. No, lo mejor es elegir algo a medio camino, como el albaricoque, por ejemplo. Sí, eso es. El zumo de albaricoque es perfecto. Si elige eso, me caso con ella…
—Voy a tomar un zumo…
—¿…?
—Un zumo de albaricoque, creo.
François la miró como si no fuera real del todo. ”
... pero después, conforme iba leyendo, me he dado cuenta de que esa "magia fácil" que se desvela en el fragmento era necesaria para entender el resto del libro. Esa afinidad rayando lo inverosímil, que atrae a dos personas de forma irrefutable, parece ser algo señalado por el destino: la una para la otra hasta el fin de sus días... pero antes de que ese fin llegue, sucede una desgracia que rompe esa magia... y entonces, ¿qué?
Recuerdo a un viejo amigo que, siendo unos pipiolos de 20 años, me confesaba que creía que solo se tenía un amor verdadero en la vida. Estaba con la que él creía que era su media naranja. Pero lo dejaron, y se sumió en una noche muy larga, en la que pensó que la magia le había abandonado. Yo también llegué a pensar eso, que solo había un verdadero amor y que lo demás son sombras, pero la vida se ha encargado de llevarme la contraria. Pensar eso sí que es simplón, porque la magia se mete en todas partes y te conquista en el momento más inesperado.

Creo que es evidente que, al final, el libro me ha ido enganchando, me he metido en el mundo de Nathalie, la protagonista, y he conseguido identificarme con sus sentimientos y emocionarme con su vida.

Pese a lo manido de la historia (una chica se enamora, su amor desaparece trágicamente y todo carece de sentido, pero entonces la magia vuelve a irrumpir en su vida), me lo he pasado muy bien leyendo este libro. 

De nuevo, Papel en blanco no me ha decepcionado. Me atrajo su reseña porque la descripción del estilo de la prosa me recordaba un poco a la manera de contar francesa de la película Amélie... historias cotidianas paralelas, divagaciones cortas que no te hacen perder el hilo pero enriquecen la visión del conjunto, una cierta dosis de comicidad incluso en momentos dramáticos... Esta visión se vio reforzada al llegar a este punto de la reseña:
"Por supuesto, el personaje de Nathalie es adorable, y desde el primer momento nos ponemos de su parte para acompañarla en este viaje. Es bueno recordar llegados a este punto que el propio Foenkinos, junto con su hermano, están preparando la versión cinematográfica de esta historia, y que para el papel de Nathalie han elegido a Audrey Tatou. No sé si será que yo ya lo sabía mientras lo leía, pero parece escrito para ella, porque nos imaginamos en todo momento a Tatou en ese personaje. La verdad es que si consiguen darle el mismo tono del libro a la película estaremos ante una de esas geniales comedias francesas que tanto me gustan. Y la verdad, ya el propio libro nos hace sentir ante una de esas películas." (Reseña de La Delicadeza en Papel en Blanco, os aconsejo leerla entera).
Yo no veo tanto a Audrey Tatou como la protagonista, no me imagino a la pequeña Tatou como una gran ejecutiva sobre unos tacones de aguja y caminando como una bailarina. Aunque quizá es porque relaciono demasiado a Tatou con Amélie, y por otra parte el personaje de Nathalie es, en muchos aspectos, contradictorio (lo que lo hace más creíble), así que seguramente la que se pasea con aspecto seguro por los pasillos de la oficina no sea más que una niñita-Amélie disfrazada...


Por cierto, hay un personaje del libro, Markus, que me recuerda mucho a la imagen del autor, Foenkinos...