lunes, 1 de agosto de 2011
Muffins de limón y frutos del bosque
Ingredientes:
-- 200 gr de harina de trigo integral
-- 125 gr de azúcar
-- Tres chorros de leche condensada (no es muy técnico, pero qué se le va a hacer...)
-- Un yogur natural
-- Cuatro arándanos por magdalena (La masa que me ha sobrado, la he metido en una flanera con frambuesas en lugar de arándanos). [EDITO: Acabo de probar el compuesto con frambuesa, ¡y está buenísimo!! Para mi gusto, está mejor con frambuesas; a Jaume le gusta más con arándanos porque dice que con frambuesa está muy ácido.]
-- 2 huevos
-- 125 gr de mantequilla derretida y puesta a enfriar (yo he usado Asturiana Light :P)
-- El zumo de un limón grande (he puesto también la ralladura y sabía demasiado a limón, la próxima vez no la pondré).
-- Una cucharada plena de levadura Royal
-- Canela o azúcar glassé para espolvorear por encima. Yo he echado canela, porque es mi debilidad, pero la próxima vez pondré azúcar, porque la verdad es que no pegaba mucho.
Preparación:
- Poner a calentar el horno 180º (yo lo he puesto a 200º, pero creo que se me han tostado demasiado por arriba, y he leído en otras recetas que era mejor ponerlo a 180º).
- Mezclar la harina tamizada con la levadura y el azúcar (y también la ralladura de limón, en caso de que se eche).
- Mezclar por otro lado los dos huevos ligeramente batidos, los "chorros" de leche condensada, el yogur y el zumo de limón.
- Unir una mezcla con la otra, sin remover demasiado, con movimientos envolventes. No importa que queden grumos, aunque debe quedar bien mezclado.
- Untar con mantequilla o aceite unos 10 moldes de magdalena (yo he puesto 6 y me ha sobrado mucha masa). Espolvorear harina y girar el molde para que caiga la sobrante y solo quede una ligera capa pegada.
- Meter cuatro arándanos o frambuesas en cada molde, y rellenar con la masa, pero sin que quede muy a rebosar para que no se salga al subir.
- Introducir los moldes en el horno. Aquí yo lo he dejado unos 20 min por arriba y por abajo, pero he leído que es mejor dejarlo primero 10 min. por abajo, y luego el tiempo restante ya por arriba y por abajo.
- Al sacar, meter un palillo en el centro de las magdalenas. Si sale limpio, sin masa enganchada, es que están bien hechas.
- Espolvorear el azúcar glassé.
- Dejar 10 min reposar en sus moldes. Pasado este tiempo, desmoldar y dejar enfriar en una rejilla elevada, para que no se queden amazacotadas por abajo (yo no tenía rejilla... otro detalle a tener en cuenta la próxima vez que las haga).
Para llegar a esta receta he mirado varios blogs (en concreto, he hecho un "machambrat" de las propuestas de Albahaca y Canela y Bocados de cielo), pero cambiando algún que otro ingrediente y bueno, modificándola un poquito. Quedan más oscuras porque yo he usado harina integral y arándanos (es que me encantan...); a ver si la próxima vez hago lo del horno y la rejilla para que me crezcan un poquito más.
De todas formas, me han encantado. Son muy aromáticas, tienen mucho sabor y olor a limón, y son refrescantes para el verano o la primavera.
sábado, 23 de julio de 2011
La vida es así
La verdad es que soy una quejica, y debería dejar de pensar en lo que no tengo o no puedo hacer, e intentar relajarme, tomarme la vida con optimismo y alegría y disfrutar de las miles de cosas gratificantes que me rodean.
Lo sé. Pero una cosa no quita la otra.
Quiero decir, que entre estar toda la vida amargado quejándose, o "conformarse" con una vida gris, reprimiendo la insatisfacción o durmiéndola, hay un mundo.
Pienso que hace un tiempo no tenía estabilidad económica, que estaba deseando un contrato indefinido... que en estos tiempos que corren, haberlo conseguido y, encima, trabajar en algo que se supone que es "de lo mío", con fines de semana, 14 pagas, vacaciones... es una inmensa suerte, que debería estar agradecidísima y feliz. Y agradecida, estoy, y lo valoro mucho. Pero no soy feliz, y no hablo de esa exaltación de cuando te ha tocado la lotería, sino de esa otra serena, producto de saber que estás en tu sitio y sigues el camino que debes seguir.
Entonces, te dicen: "¿Qué es la felicidad? La felicidad es muy relativa, nadie es feliz, los que dicen que lo son es simplemente porque aceptan lo que tienen. Si sigues así [así, pienso yo, ¿cómo? porque mi actitud no es consciente, me sale de dentro aunque intente frenarla], nunca serás feliz."; o sueltan esa frase, esa sentencia que me hace levantar la vista y pensar en vidas paralelas, en otros mundos:
La vida es así.
Siempre me ha hecho gracia esa afirmación. ¿Qué quiere decir "La vida es así"? Supongo que quien la dice quiere transmitir que lo que yo vivo no es nada extraño, que hay miles de personas que van "tirando" entre semana y que solo se sienten vivos de verdad cuando se acerca el viernes.
Pero hay vidas diferentes que también "son así". Como las de esta entrada. O como tantas otras. Hay gente que tenía una vida que "era así" y la cambió. Y pienso... ¿por qué es tan difícil saltar a otro plano? Si está ahí mismo, casi al alcance de los dedos...
La vida es tan amplia... Natascha Kampusch llegó un momento en que consideraba que la vida era "así", los niños de Uganda tienen una horrible vida que es "así", y hay tribus felices en comunión con la naturaleza que también tienen una vida que es "así", incluso hay otras que no conciben la idea del tiempo en su cultura, y eso también es "así".
Ese "así" es tan amplio, que la afirmación no tiene ningún sentido. Parece un escudo para protegerse de lo desconocido, pero lo desconocido no solo incluye pesadillas como los horrores de Uganda, sino también la felicidad de quien se siente realizado...
Es normal no querer ir a peor, pero ese miedo evita la evolución, evita que podamos conseguir aquello positivo y completamente desconocido (o conocido) que quizá nos espera a la vuelta de la esquina, con nuestra nueva vida llena de color metida en un paquetito de regalo.
miércoles, 29 de junio de 2011
Un vikingo en el siglo XXI
A veces, redactando temas de lengua, conozco anécdotas interesantes. No todo son etiquetas aburridas y listas de nombres... Por ejemplo: hoy, preparando la sección de curiosidades «¿Sabías que...?» de una unidad, he aprendido de dónde proviene la palabra Bluetooth.
Resulta que es la transcripción inglesa del sobrenombre del rey vikingo Harald II «Blatand», que reinó en Dinamarca entre los años 940 y 986. Su gran logro fue la unificación de dos países próximos pero separados por el mar, Dinamarca y Noruega, bajo la fe del cristianismo.
«Blatand», en danés, significa 'hombre fuerte (tan) de piel oscura' (bla). En inglés, curiosamente, suena como Bluetooth, «diente azul», pero es una mera coincidencia fonética, ya que el rey Harald II no tenía ningún diente de ese color...
[EDITO: Tal como me ha corregido una amiga, blå en danés significa realmente 'azul', ¡y tand es diente! Si a eso le añadimos el matiz de la Wikipedia al respecto, parece plausible que el rey vikingo Harald se apodara «Diente Azul»: «...aunque también cuentan que ese nombre se le atribuyó por haber padecido la eritroblastosis fetal, enfermedad que habría hecho que alguno de sus dientes tuviera un color azulado.»
[EDITO: Tal como me ha corregido una amiga, blå en danés significa realmente 'azul', ¡y tand es diente! Si a eso le añadimos el matiz de la Wikipedia al respecto, parece plausible que el rey vikingo Harald se apodara «Diente Azul»: «...aunque también cuentan que ese nombre se le atribuyó por haber padecido la eritroblastosis fetal, enfermedad que habría hecho que alguno de sus dientes tuviera un color azulado.»
¡Gracias, Pili!]
Por otra parte, el símbolo de Bluetooth es el resultado de unir las runas nórdicas equivalentes a las letras «H» (de «Harald») y «B» (de «Blatand»).
Aunque no viene a cuento, os informo de que Harald II «Blatand» era hermano de un tal Canuto (que murió mientras saqueaba cafremente la ciudad de Dublín, no se sabe si alelado por los efectos de su propio nombre), hijo de Gorm «El Viejo», y padre de Svend «Barba Ahorquillada»; nombres a la altura de Terry Pratchett... Su madre se llamaba Thyra Danebod; cuenta la leyenda que tuvo una hija que fue capturada por trolls o duendes (me inclino a pensar que trolls), y llevada hacia un reino muy lejano al norte, más allá de Halogaland y Bjarmaland (Wiki).
Esta es Thyra Danebod, después de convertirse al cristianismo debido al shock que le produjeron los horrendos trolls:
Aquí vemos a Gorm «El Viejo» lamentando la muerte de su hijo el porretas:
Que yo sepa, no hay constancia pictórica ni de Canuto I, ni de la supuesta hija de Thyra, ni de los trolls.
Otra curiosidad: para que el nombre de Canuto no cayera en el olvido, Sven «Barba Ahorquillada» le puso ese nombre a un hijo, que llegó a ser Canuto II «El Grande», rey vikingo de Dinamarca, que sometió nada menos que todo el este de Inglaterra. Él, a su vez, le puso el mismo nombre a otro hijo, que sería Canuto Hardeknut («El Duro»)...
Otra curiosidad: para que el nombre de Canuto no cayera en el olvido, Sven «Barba Ahorquillada» le puso ese nombre a un hijo, que llegó a ser Canuto II «El Grande», rey vikingo de Dinamarca, que sometió nada menos que todo el este de Inglaterra. Él, a su vez, le puso el mismo nombre a otro hijo, que sería Canuto Hardeknut («El Duro»)...
Acabo con una grandiosa imagen del Gran Canuto:
jueves, 9 de junio de 2011
Casa en venta
Os presento la casa de mi abuelita. Con todo el dolor del corazón mi familia se tiene que desprender de ella; está para reformar (cocina y baños), pero es muy cuca. Se encuentra situada en una calle sin salida, en Almansa (Albacete). En esa calle, cuando yo tenía unos tres años, recogió mi abuela a una periquita con un dedo en cada pata, debajo de un coche aparcado; y mis padres y yo nos la llevamos a Barcelona. Vivió con nosotros muchos años, hasta morir de viejita.
La casa de mi abuela tiene un jardincico delante, que antes estaba repleto de rosales; en la parte de detrás, hay un pequeño patio, donde yo jugaba de chiqui a potingues con mis primos.
Justo al cruzar la cortinilla de la puerta, a la derecha, había hace tiempo un pequeño silloncito infantil, reservado para mi prima cuando era pequeña. Hace mucho que ya no está, pero aún me veo sentada en él y poniendo morros para que mis padres me hagan caso, lo recuerdo como si fuera ayer. Enfrente, un poco a la izquierda, están las escaleras que suben al segundo piso; un poco a la derecha, había un colgador, que me viene a la cabeza saturado de abrigos y sombreros.
A la derecha, hay un pequeño salón separado del resto de la casa por dos grandes puertas correderas. Ahí es donde siempre descansaba mi abuela en su hamaca mecedora, junto a la ventana, haciendo punto (mientras pudo); ahí estaban la mesa camilla y la otra mesa donde comíamos tortas de manteca para desayunar, pollo y paellica tonta; también donde miraba, cada vez que iba, la retahíla de fotos familiares guardadas en una caja de cartón. Y donde se encontraba ese reloj que nos daba la lata cada hora... y un cuadro pintado por alguien de la familia con el castillo de Almansa en el fondo, y fotos de los nietos, y de los bisabuelos...
Saliendo del salón, a la derecha, hay un pasillito. Al fondo, se accede a una pequeña habitación, donde dormían mis abuelos, y luego mi abuela sola; justo a la izquierda de la habitación hay un lavabito. Saliendo del lavabo, creo que justo en frente, se ve la cocina, una cocina viejita, donde descubrí esa gelatina de magro de la que he hablado más de una vez, y donde veía a mi abuela cocinar y decirnos que no usáramos esos vasos, que eran los de las medicinas del abuelo.
Al fondo de la cocina, está la puertecita que daba al patio.
En el piso de arriba, hay otro pequeño lavabo y tres habitaciones más: una muy pequeña, que se usaba de trastero; otra donde dormía yo cuando iba; y otra, de matrimonio. Lo digo desde mi punto de vista, seguro que mi padre recordará dónde dormía él, igual era en la más pequeña que yo con falta de consideración tildo de trastero.
Recuerdo que cuando iba a Almansa y dormía allí, me levantaba muy temprano por la mañana, pasaba por delante de la habitación donde estaban mis padres y, descalza, bajaba las escaleras muy despacio, intentando no hacer ruido; aunque sabía que, fuera la hora que fuera, mi abuela se habría levantado antes y estaría preparando algo en la cocina. Y que, sin darme tiempo a bajar del todo, me saludarían su risa entrañable y su: "¿Ya te has levantado? ¿Qué quieres desayunar?"
Esta casa representa mucho para mí, y si representa tanto para mí, que he estado tan poco tiempo en ella, no quiero ni pensar lo que significará para mi padre, mis primos, ni para mis tías... Me consta que a todos les duele mucho perder la casa, que a todos les encantaría conservarla; pero lo han pensado y hablado detenidamente y por varias razones no pueden comprarla.
Así que buscan a alguien que la adopte, y cuanto antes lo encuentren antes acabará todo y podrán descansar, porque tener tantos recuerdos ahí sin poder hacer nada duele demasiado.
Quienes adquieran esta casita, adquirirán toda una historia, un montón de recuerdos, de sentimientos y primeras experiencias, de esas que se quedan grabadas para siempre en el inconsciente; así que, por favor, trátenla bien, con cariño. Aunque se tengan que reformar las cañerías y cambiar la cocina, y los venerables muebles del salón, que lo toquen todo con respeto, porque conserva las huellas impresas de una mujer increíble; y que escuchen, porque tal vez aún la podrán oír riendo dulcemente, dándoles la bienvenida.
www.idealista.com/pagina/inmueble?codigoinmueble=VW0000004186220&numInm=3
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