jueves, 19 de mayo de 2011

Pantanos de fuego y ratas gigantes

Pensó en lo que podría haber sido y no era, en todos los caminos que había abandonado, en las vidas posibles que había desechado y que se perdían en mundos paralelos, bailando y adoptando formas caprichosas en su imaginación. Y miró la senda abrupta que se perdía en el vacío ante él, intentando determinar si había merecido la pena jugar a dar vueltas volviendo siempre al mismo punto, pero con menos tiempo y más experiencia (y qué experiencia...); se preguntó si esta vez hacía bien ignorando las puertas, las luces huidizas y sus susurros tentadores, sabiendo que la mayoría eran un mero atrezzo, y debía caminar recto, decididamente, pese a las piedras resbaladizas y traicioneras, sin abandonar aquella ruta presente hasta el final o, al menos, hasta comprobar todo lo que podía ofrecerle.

Resonaron en su cabeza aquellas palabras: «...lucharé contra arenas movedizas, contra pantanos de fuego y ratas gigantes...», y admitió que la había traicionado, que no había luchado nunca contra ningún monstruo, ni por ella ni por él mismo; y que quizá la única forma de luchar de verdad era avanzar y pelearse con esas piedras que se burlaban de los dos a cada paso.



2 comentarios:

  1. Desde luego, parece la descripcion de un sueño producto de la vision de "La princesa prometida" y "Mr Nobody" justo antes de acostarte xD (y si no has visto la segunda, te animo a ello)

    Te escribo en esta entrada porque no te he escrito en las anteriores, y eso que desde que descubri tu blog, hace no mucho, suelo visitarlo (leyendo hacia atras, de vez en cuando). Basicamente, porque sueles escribir cosas de lo mas interesantes, de hecho captaste mi atencion con la historia de Canuto... adoro lo nordico! que le vamos a hacer. Que lo sepas, aunque no creo que veas comentarios de entradas de hace meses, perooo... al menos lo iiinteente, y por Dios todos lo saben, triunfe!!! (...) a dormir.

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  2. Hola, pues sí que los leo, más que nada porque me salta un aviso para moderarlos... Naturalmente, esto es un producto de La Princesa Prometida, el aburrimiento, las ganas de cambio y de encontrarle un sentido a levantarme cada mañana... No he visto Mr. Nobody, pero tendré que hacerlo! Merci!

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